En casa somos 4. Vivo con mis viejos y con mi hermano de 26 años. Mis viejos se casaron hace 4 años lo cual, sencillamente, significa un arreglo para que el día del mañana no tengamos que lidiar con "otros" sobre posibles herencias. O mejor dicho: deudas.
La realidad es que mi viejo hace lo que quiere desde hace 15 años, que fue cuando le puso el bar a esa mina y sin que nadie lo supiera estaban saliendo. Claro que siempre la verdad aparece y puede hacerlo de la manera más violenta: una tarde de sábado volvíamos con mi hermano de repartir unos volantes; Sebastián se mandó directamente a la cocina y ahí encontró a José besándose con Cristina. Según el chiquito, en ese entonces de 11 años, "se besaban apasionadamente". Yo para esas fechas no había siquiera chapado como la gente. Tenía casi 14.
Entre los 4 no hacemos mucha guita porque mi vieja labura lo necesario o lo que le permite su artrosis; yo trabajo poco y el resto del tiempo lo dedico a la facultad; Sebastián labura mucho pero es para pagar la moto nueva que se compró hace unos meses y para pagar el motor de la misma que fundió en marzo. Mi viejo es el que aporta más guita en casa y quizás eso le da la sensación de querer hacer lo que quiere con su dinero.
Uno mal que mal va viviendo. Se pagan impuestos, se banca las tarjetas de crédito que en sus resúmenes avisa que los servicios están cubiertos, se gasta gran parte del dinero en comida y demás; pero lo que más cuesta es pagar el alquiler del lugar donde vivimos. Eso te mata siempre, pagar un alquiler es una patada en los huevos porque ves como se va un piloncito de pesos y casi no se siente en que se invierte, aunque bien es sabido que vivimos en una casa y no abajo de Panamericana.
Hace unos días llegó una carta documento: se había vencido el contrato de alquiler y nos pedían la casa por futuras reformas.
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Hace 2 meses