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Beba, uno de esos contactos fantasmas que el MSN tiene de moda y que nunca responden.

Lo tuyo es mío, ¿y lo mío?

Dentro del contexto de la convivencia familiar, debo reconocer con fuerza que soy un egoísta sin remedio. En realidad, reformulo, soy un egoísta con mi hermano pero tiene sus razones. El pibe es un ser despreciable que todo lo usa sin permiso. Lo rompe o lo ensucia. Lo deja tirado donde sea y expuesto a los riesgos de una ruptura sin vuelta atrás. Mi hermano es el peor enemigo en la intimidad del hogar.
Esto me llevó a pensar en mi futura convivencia; pensar en los embates del amor a la hora de compartir utensillos, ropa, libros o lo que fuera y, me doy cuenta, que con Juan no me cuesta imaginar que lo de él es mío y que lo mío bien podría ser de él si lo cuidara como propio.

Sí, lo sé. Esto fue un mensaje personal más que una reflexión.

Presentación I

Primeros momentos de Ulises con Juan. El can sabe demostrar quién manda.


La primera cena

Tenía pensado escribir un poco sobre lo que ocurrió en Ecuador, o tratar con seriedad el último adiós a Romina Yan, pero mi vieja misteriosamente no soportó la perdida de protagonismo e invitó a Juan -mañana sábado- a casa a comer. Si no se hace una leve aclaración, puede parecer una huevada, pero la realidad es que en esta casa mi sexualidad siempre fue vista como algo unilateral que no interactuaba con la familia.
Seguramente será un encuentro divino, no lo dudo, y eso tiene una terrible importancia: mi madre me está dando un lugar distinto en sus sentimientos que nunca imaginó que haría.