En una pata

Llegué a la cruel conclusión de que mi viejo me está haciendo un daño psicológico descomunal. Digo esto porque con él no se puede mediar, no puede haber una comunicación donde se puedan plasmar ideas que tiren para el mismo lado y que sean tan coherentes como basadas en la lógica. Mi viejo es Darth Vader y piensa quedarse con mi mano derecha.
Durante días intenté hacerme el boludo y dejar de preguntar por Rosa y la mar en coche hasta hoy que llegó el resumen final de la Visa, en el cual se nos pide que paguemos todo al contado. Hablamos de 3 mil pesos, o más.
Entre esas cosas para pagar, está totalizado el televisor que mi viejo le sacó a la mina -estoy seguro que se lo regaló- y que son como mil mangos.

Yo:
- Lo que vos no te das cuenta es que por culpa de ella y tuya, nosotros nos quedamos sin auto, estuvimos y estaremos a punto de quedarnos en la calle y que te cagó tanto la tarjeta de crédito, que vos mismo lo permitiste, que ahora yo no la tengo y me piden que pague mis cosas de un saque ¿Qué más necesitas para hacerte hombre?¿Qué más querés para poner los huevos sobre la mesa y dejarte de jugar al banquero de juego de la vida? Sos un boludo -

Y a mí estas cosas me duelen en el alma porque es mi padre, porque no me gusta hablarle así y básicamente porque veo como nos estamos quedando sin nada. Mi vieja lo sufre en silencio y mi hermano no tiene tanto veneno verbal como yo para plantarse frente al viejo.

Sea como sea, yo hoy me voy a Mar del Plata unos días, a olvidarme de él y a re cagarme de frío frente a ese mar horrendo -pero que es lo que hay-. Prometo desayunar en Mc Donald's, comer churros y medialunas hasta reventar y sacarme otra foto -sí, otra- en el emblemático lobo marino de La rambla.

Otra cosa: depende los aires de mi humor, porque es probable que termine alfosineando en el mar.

Encontrado

Frase que mi madre me dijo en una pelea luego de la publicación de la notita: "...en dos días más tu foto en el diario va a estar envolviendo media docenas de huevos". Casi la agarro del cuello.

Update: ¡había olvidado agregar la versión digital!

Buscado

Hace unos días recibo el siguiente mail de un redactor de Clarín:

"Recién vi tu nota Nuevos viejos amigos, lo que dejan las redes sociales.
Escribo una nota sobre las amistades vía Internet, y quería ver si podía hablar hoy viernes hasta las 20:30 cinco minutos con vos para preguntarte sobre tu experiencia de reencuentro vía Facebook. Si te parece y podés, por favor enviame un teléfono donde ubicarte, o llamame a mi directo.
Desde ya mil gracias y saludos.
Leo."

Plop.

Disparame II

Yo:
- ¡Noooo! No te doy nada, estás loco - Le dije con el entrecejo apretado y los ojos dilatados de la adrenalina ocasionada, mientras le tironeaba el aparatito para mi lado nuevamente.

No puedo describir por qué ese rapto de rebeldía salió de mi, pero claramente estaba en presencia de la Pomba Shira poseyéndome. Cuando le pegué el manotazo en su mano (me animo a decir que el bife hizo eco dentro del garage que nos servía de fondo), el chorro amateur pegó un saltó que lo desequilibró de su postura violenta. Ahora no entendía nada, sólo estaba parado frente a mí pidiendo -como si eso fuera a darle resultado- que le dé algo... Además, lentamente comenzó a esconder eso con que me apuntaba.

Yo:
- Estás loco ¿no ves que viene la policía? No seas boludo, no seas tonto, dejá de hacer lío, andate - Le decía con nervios a modo de susurro y así como él me había reprimido oralmente en los primeros segundos, ahora era yo quien lo acorralaba entre la pared del bien y del mal (?)

Yo:
- ¡Andate por favor! - En ese entonces, no sé por qué ya tenía las llaves de mi casa en la mano y se las enseñaba como si fuera prueba irrefutable de seguridad vivir ahí nomás - ¿No ves que vivo acá? ¡Andate que viene la policía!
Chorrito:
- Bueno ¡picátelas! - Y mirándome con los ojos extrañados, con la boca (que ahora se le veía) entreabierta de la ansiedad, se marchó lentamente tras un confundido trote sin volver sobre si.

Envuelto en ladridos de perros, de miles de perros que habían captado el quiebre de silencio normal que en la cuadra había hasta que el flaco éste quiso asaltarme, me quedé mirando como se iba -cuasi síndrome de Estocolmo-. Ahí estaba yo parado, con las piernas bien derechas y separadas lo suficiente, con los brazos sueltos, en una mano el Ipod con los auriculares colgando y en la otra el llavero con mi enorme vaquita de San Antonio (a la que le falta una pata) Cuando reaccioné caminé los metros que me faltaban para llegar a casa y reparé en que no me viera entrar para que no supiera donde vivo.

Al entrar, aparece mi hermano informando:
- Che, el perro te destrozó la Paparazzi - Y ahí casi me pongo a llorar.

Disparame

Mientras mi padre pasaba contagiosamente datos para contratar el servicio de emergencias, yo me mantenía a su lado haciéndole terribles muecas, plasmando con el cuerpo amenazas explícitas de muerte y demás sutilezas. Cuanto cortó la conversación traté de hacerle entender que no podíamos estar contratando "eso" cuando tenemos otros gastos, otras prioridades, otros pozos por tapar.
La verdad es que mucha bola no me dio y además yo estaba yéndome.

Yo cuando estoy "raro", me pasan cosas más raras aun; como que se corté la luz en la calle donde camino, como que se le queme otra luz al bondi, como encontrarme una vieja indigente modular cosas inentendibles y como llegar tarde a casa y que a 10 metros de mi hogar me intenten asaltar.

La sensación de estar caminando y sentir que de golpe algo viene corriendo detrás de uno escupiendo cosas que no se comprenden, es fatal. Cuando sentí todos esos pasos juntos -sabía que en algún momento eso me ocurriría y el plan era correr sin mirar para atrás- me di vuelta sintiendo que el corazón se me hundía fuertemente en el pecho, las piernas se paralizaban y los ojos querían salirse. No puedo explicar mucho qué sucedió ni que me decía, pero el joven espigado -al que solamente se le veían los ojos- me apuntaba con algo y con desesperación intentaba reducirme gritando cosas como "dame todo o te disparo", "dame todo, dale" y "dale, dale loco, dale". Yo seguía sin moverme.

Chorrito:
- Dametodonomeoís? Dameelcelulá
Yo:
- No tengo - le respondí mientras intentaba adivinar con qué me estaba apuntando, un arma no era.
Chorrito:
- Quénovaatenécelulá... ¿Queré que te dispare, eh? ¿Queré?
Yo:
- Disparame - alejándome un poco, tomando la poca valentía que en ese momento tuve - mejor disparame.
Chorrito:
- ¿Ahqueréquetedispare?
Yo:
- No, no, pará flaco -y comencé a acercarme de nuevo a él, ya con las manos agarrándome la cabeza de los nervios, pensando que "eso" podría ser un arma y que si un tiro salía, quizás no la contaba.

Ahí, el pobre pibe me metió la mano con una violencia inusitada en el bolsillo del canguro negro atraído por una leve aparición del Ipod y en esa fracción de segundo yo pensaba "qué garrón, con lo que me gusta este aparatito". Entonces hubo un click: me transformé en mi madre y le pegué un chirlo en la mano.

Continuará...

Ultimo momento

Mi viejo, presa de una vendedora telefónica, contrató un servicio de emergencias para el grupo familiar. Horas antes, mi vieja había pedido, a modo de ruego, que empecemos a cuidar la luz y el gas. Me voy a suicidar ya mismo.

El principio del fin

Al teléfono.

Operador:
- Sr. Francisco lo llamo para decirle que su tarjeta Visa Santander ha sido dada de baja por los reiterados pagos con demora del titular de la misma-
Operador:
- Sr Francisco ¿está ahí?

U y yo

En los 4 años que tengo a Ulises, varias veces me puse a reflexionar si este perro sería un Labrador en serio; no porque no lo parezca sino porque de carácter es bastante especial. Para empezar, los labradores son bastante tranquilos, tirando a gordos y de color bastante claro -hablo de los de color arena-. Además tienen excelente relación con las personas, sobretodo con los niños. Es por ello que son los perros ideales para las casas, los ambientes pequeños y las familias que más que un perro-terremoto quieren una mascota tranquila que los acompañe en sus actividades.

Bueno, con Ulises la cosa no es tan así. Ulises le ladra a los perros y se los quiere devorar -ha venido de sus paseos con señales de violencia-. Le ladra con locura a la gente que pasa por la calle. Jugar con él significa terminar con moretones, de mal humor y con la ropa rasgada -algún que otro elemento decorativo de la casa también puede sufrir los embates del canino-. No es gordo, al contrario, tiene más músculos que todos en la casa y, por esa razón, yo no lo paseo, le puse paseador para que sufra él los tirones de este animal.
Más allá de ser una bola de nervios, tiene cosas buenas como ser muy compañero, muy demostrativo e inteligente -también es hinchabolas, se termina haciendo lo que él quiere- y yo sin él no sabría qué hacer.

Hoy caí en un error impesado, miré "Marley & me". Impensado porque me encontré con un perro IGUAL al mío tanto de físico -aunque en algunas secuencias ponían uno muy tranquilo- como de carácter, y además porque el protagonista -humano- se dedica a hacer columnas en una publicación semanal donde con humor cuenta un poco cosas de su vida, de su perro y toca temas feos que intenta hacerlos más agradables mediante la comicidad.
Algo me imaginaba porque por ahí había leído lo peor, por ende, el final no fue soñado y como resultado estuve llorando más de media hora sin parar imaginando el día que mi cachorrito esté todo canoso, no rompa más los huevos y se duerma para siempre.

Imagen: es del año pasado y sin imaginarlo le puse un marco con una leyenda que luego se relacionaría con el nombre del film.

Ciego

Padre:
- Hay que dar de bajar el cable porque está viniendo cada día más caro...
Yo:
- La realidad es que estás/ estamos pagando el televisor que le sacaste a Rosa y la cuota es lo mismo que vale el cable. Sin embargo nosotros tenemos que quedarnos sin el servicio y ella se queda con tele nueva. Esto es genial...
Padre:
- Vos no deberías meterte porque no son tus asuntos - tomando temperatura.
Yo:
- Lo son de momento que estamos pagándole las cosas a ella mientras nos quedamos sin nada. Lo que vos deberías hacer es pedirle el televisor YA para que lo podamos vender y no restar cosas por culpa de su cajeta cómoda - al filo de ganarme un tortazo.
Padre:
- Vos te estás buscando un problema - dijo sin mirarme.
Yo:
- Los tengo y son los mismos que los tuyos pero no los ves - y me fui a mi cuarto mientras tenia una frazada como pollera y una manta me caía desde los hombros.

Sin tiempo

Ando jodido de tiempos, esa es la realidad. Primero porque tengo que entregar un laburo para la facultad, que lo estamos haciendo en un grupo de 6 personas y no sólo que nos estamos viendo casi todos los días, sino que ya algunos se pelean, algunos levantan la voz, algunos se faltan el respeto. En ese sentido, una mina me dijo que yo tenia la virtud de decirles las cosas más tremendas pero con una dulzura y sosiego tal que no podían decirme nada. Además porque soy el más viejo y experimentado en esto de la comunicación.
Otra tema que no puede dejarse de lado es la gripe A. Yo no me estoy cuidando nada y quizás debería hacerlo pero me lo paso arriba de colectivos, de subtes, reunido con gente, en casas, en bares, etc. Si no caigo con neumonía es de puro milagro.

Nada que ver, pero yo detesto las vacaciones de invierno porque las veredas están llenas de familias con sus hijos y todos se pasean felices de la mano. Detesto los espectáculos infantiles, odio que la gente se agolpe en los shoppings, aborrezco todo lo que se relacione con esto... Es por ello, que me animo a decir que la gripe A es una bendición: los pendejos están encerrados, los shoppings ponen limite a la cantidad de ingreso de personas y eso, todo es maravilloso. Lo siento por los infectados.

Por cierto, más sobre la gripe y una completa guia para madres desesperadas en Alrededores, by Fran.