Comicios

Se venían las votaciones y yo sabía que algún problema iba a tener con mi DNI porque no es que esté hecho mierda, todo lo contrario, está en perfecto estado, las hojas sin la más mínima arruga, el domicilio legible pero nunca actualizado y un "estuche" indicado para tal contenido. Lo que mi DNI tiene de malo es que casi no se lee mi nombre. Nada más y nada menos, lo sé.
Nadie puede dar fe de lo que hablo porque nadie conoce mi DNI, nadie pudo ver más que el plástico que cubre el documento, y es por ello que mi nombre podría ser una mentira, quizás tenga más años y lo que la foto muestra, naturalmente, podría ser fotograma de la mejor película de terror.
Ni tanto.

El domingo fui a votar y, como era sabido, tuve que hacer valer mi DNI sin nombre, explicar que no tengo tiempo -mentira-, que el adhesivo protector se chupó la tinta que formaba mi gracia -verdad- y que no me jodan, por el amor de Dios.

Fiscal de mesa:
No, pero no se ve tu nombre, no podés votar así.
Yo:
Sí puedo, siempre voto así. Aparte te puse el registro para que veas que soy yo.
Presidente de mesa:
Mirá no, no podés votar. Tenés que ir a la comis...
Yo:
Mirá, yo tengo que ir a laburar; me meto en esta escuela llena de gente con barbijos, gasto guita de más en viaje y ¿no puedo votar porque APENAS está borrado mi nombre?
Fiscal y Presidente de mesa:
(balbuceando) es que, no, es que si, es que bueno, pero no, es que no, no, sí...
Yo:
¡Mirá! Yo vengo a votar cuando me van a terminar estafando como se supone que pasa siempre, no vengo a pedir un crédito para comprar una casa. ¿Puedo votar e irme?
Presidente de mesa:
Bueno, pero dejá el bolso acá
Yo:
(ya dentro del cuarto oscuro) Ni loco, aparte acá tengo la plasticola para cerrar el sobre.
Fiscal:
Pero podés robar boletas...
Yo:
Sí, me las voy a llevar todas.

Salí del cuarto oscuro y de las 6 personas que estaban sentadas en la mesa (si mal no conté), 4 estaban mirándome fijo y con el barbijo puesto.
No me crucen un domingo a las 9 am. No me crucen.

Desigualdad

En estos días hubo buenas noticias y otras cosas están igual que como venían. Para empezar se vendió mágicamente el auto, lo cual es bueno porque pudimos pagar las tarjetas de crédito que en su haber tenían el débito de los servicios. En relación a esto, mi vieja llamó a la inmobiliaria que actualmente nos alquila la casa y les propuso armar una especie de contrato hasta diciembre con la condición de pagar lo adeudado y que este tiempo nos sirva para generar guita de algún modo.
Yo no sé hasta que punto eso es positivo, porque la guita del auto ya la tenemos y empieza a irse, también se va a ir en un alquiler nuevo o en pagar lo que se debe en esta casa y ¿qué pasará cuando se desvanezca cada billete?
No quiero ser negativo, lejos está eso de mí, pero ¿es pan para hoy y hambre para mañana?

En otro orden de las cosas, mi vieja logró un aumento en su laburo y mi hermano -mediante crédito personal otorgado por mi tía- compró una moto excelente y ya está laburando en una mensajería y de noche en un delivery por el barrio.
Yo, por mi parte, terminé el cuatrimestre con buenos números pero tengo trabajos para presentar durante las vacaciones y después de ésta. Es injusto, encima tengo un final obligatorio.

Mi viejo sigue en la suya, ya recuperado absolutamente del cuelgue de la semana pasada, y cada vez que le pregunto por Rosa, él dice que ella va a pagar.

Casualmente, el domingo, luego de un trabajo fino de espionaje con mi hermano, conseguí el teléfono de Rosa. Me armé de coraje -o mejor dicho: me tranquilicé para no gritarle cosas inentendibles- y la llamé con un plan de amenazas infalibles. Me atendió la hija, Rosa descansaba.
A la media hora mi viejo me llamó -yo estaba en la oficina- para saber qué iba a decirle a Rosa porque la pobre había estado internada toda la noche en el Hospital Alemán presa de un ataque de presión por la mala sangre que se está haciendo...

¿Yo no tengo obra social pero ella se atiende en el Alemán? Así estamos

Cuentas II

En este momento, el Winamp de mi PC reproduce uno de los 3 temas que tengo de Madonna, "Live to tell". Se carga el Ipod vía USB. El perro duerme en mi cama con su cabeza apoyada en mi almohada y yo estoy acá pensando en si es momento de ponerme a escribir o irme a la cama para mañana no estar tan destrozado en el cumple que tengo a la noche -previa jornada de trabajo-.

Decido que tengo que contar que mi viejo no está del todo sano. Hace un par de años, por estos meses, estuvo 10 semanas en coma y otras 2 en recuperación en sala común y lo largaron del hospital porque la recuperación estaba estancanda, él necesitaba ver vida más allá de las paredes blancas que lo retenían. En ese entonces estuvo muchos días con lagunas mentales, no estaba ubicado en espacio y tiempo y era un divague tras otros. Con el tiempo mejoró aunque tuvo algún que otro momento en que andaba como ido, como perdido.

Lo de ayer fue terrible porque no era un divague, sino que fue una laguna terrible, de esas que no tienen costa a la vista. No se acordaba de nada; nada de lo que había hecho en el día, nada de lo que estaba haciendo, nada de lo que estaba pasando con todos nosotros.
Con mi hermano y mi vieja, claro, decidimos que lo mejor era dejarlo un poco en paz, no traumarlo "tanto" y que descanse lo que pueda; luego resolveríamos si llevarlo al hospital o no, pero que antes duerma un poco.

Hoy noté la razón de ese shock amnésico: viene hace dos días y medio tomando el doble de dosis de la pastilla que regula la presión y así quedó, más boludo. Sin embargo, y para bien, por la tarde comenzó a recordar las cosas como deben ser y yo estuve tratando de contenerme y no decirle nada sobre Rosa, las cuentas, las demandas y la recalcada concha de su hermana.

Cuentas

Tenía pensado no ponerme a escribir sobre mi viejo, ni sobre Rosa, ni mucho menos sobre las cuentas que no se están pagando ni sobre la familia que se hace la boluda con absoluto descaro.
Pensaba contar cosas frescas, alegres y que me hicieran olvidar lo malo que ya está estancado en mi vida; sin embargo, a la tarde, se me dio por mirar el resúmen de la Visa de mi viejo y noté:

Cuota 01/12 Carrefour Boedo $124.53

Automáticamente me di cuenta que algo estaba pasando. Que se estaban haciendo compras que para la casa no eran y, lo más llamativo, que eran de principios del mes de mayo. En otro detalle de cuenta de la American Express se encontraba otro ítem muy curioso:

Cuota 02/06 Hiper Rodo $120.42

Y en la Visa del Banco Francés pude vislumbrar:

Cuota 01/01 Guardapolvos Saber $147.00
Cuota 01/03 Carrefour Boedo $62.38

Ahí mismo empecé a levantar temperatura y, como orto caliente que soy, fui embravecido a buscar a mi viejo para cantarle las 40, dejarlo pelado de los gritos que le largaría y tirarle por la cabeza la pava de agua caliente que tenía en la mano hacía 12 minutos -que fue desde que me topé con el primer resúmen-.
Cuando empecé a preguntarle qué mierda era todo eso, qué porquerías le había comprado a Rosa y dónde estaba esa guita vi que la cara de mi padre era de absoluta incerteza.

Dice que no se acuerda de nada ni siquiera de la carta documento que llegó hoy del banco que le recomienda pagar casi 3 lucas en 48hs. o comenzarán acciones legales. Dice que tiene como un vacío, que el no sacó créditos en el banco, que él no tiene tarjetas de crédito.

Ahí me asusté, no sabía si matarlo como había idealizado o matarme yo.

29

Si de mi cumpleaños se trata, siempre hubo una ley, o varias pero relacionadas con el no festejo, el "no me jodan con torta, cantito, bonete, piñata", no sandwichs de miga, no gaseosa Tai, no me pregunten que quiero de regalo y no me regalen plata.
Para mí, el día de cumpleaños tiene que transcurrir como cualquier otro, que nada sea forzado, que reine lo natural y que obviamente se acuerden de mí porque dentro de todo, me gusta que me saluden y me deseen cosas irrealizables.
Está de más decir que detesto los festejos, por más sencillos que sean.

Hace unas semanas preparé el artículo de Alrededores -medio digital en el cual escribo hace casi un año en la sección humor- y necesariamente trató sobre esta temática: el ataque de pánico que me produce el día de mi natalicio, la desesperación de recibir gente, la antipatía por la familia y el momento clave de ir a cambiar algún regalo.

Esta vez fue diferente. Anoche festejé el comienzo de mis 29 -que se extienden todo el día de hoy- y contra todo lo pronosticado: lo pase bien, comí, bebí, abracé gente, me reí, fumé hasta quedarme sin voz y bailé. Esto último no es cosa menor si pensamos que no muevo el culo hace añares.

No sé bien que me llevó a plantear una reunión en la cual convergieron amistades reencontradas, sorpresas, los amigos de siempre, los que se ven poco pero siempre están, nuevos amigos y etc. No sé si es la tristeza que a veces tengo con todo lo que pasa en casa, no sé si es porque estoy más viejo y se me da por juntar a la gente por temor a morir de un día para el otro, no sé.
Lo cierto es que empecé los 29 de otra manera y como sufro pseudo TOC, es probable que si este año me va bien, retome la práctica del festejo para los 30.

Un papá de Taiwan

Mi viejo no es un padre que se caracteriza por ser el mejor de todos los padres del mundo, pero tampoco es el peor. De chicos siempre nos llevaba todos los domingos a una plaza distinta, nos hacía creer que manejábamos el auto cuando en realidad viajábamos una cuadra sobre sus piernas y ni movíamos el volante porque él lo hacía y cuando mi vieja no estaba nos decía que no cenemos, que compremos mucho helado y no dejemos rastro de tal crimen. También lo veía cuando sacaba los moldes de telgopor a la basura para que, casualmente, no hubiera pruebas incriminadoras.

Eternamente se esforzó para que nada nos falté, para que tengamos el juguete que deseábamos aunque sea en una versión "made in Taiwan" y para nosotros era una especie de orgullo tener un padre policía, lo cual era genial ostentar en la escuela "mi papá te puede llevar preso". Qué maldad.

Con el tiempo se puso pelotudo, es la verdad. Anduvo y anda de mina en mina; las conoce y al poco tiempo ya pasa semanas metido en casa ajena, comparte cenas y salidas todos los fines de semana y habla por teléfono durante ratos largos. Habla de hijos ajenos y, curiosamente, todos tienen buenos laburos, se la saben todas y se reciben de las carreras más esplendidas.

Con nosotros la relación es otra, todo lo contrario. El paso de los años lo fue como alejando más de nosotros. Y nosotros nos alejamos de él. También sus reiteradas enfermedades fueron marcando hitos en nuestra forma de interactuar, y es ahí me doy cuenta que es cuando tenemos problemas que funcionamos como familia, disfuncional, pero familia al fin.

Padre:
- Algo tenemos que hacer, no podemos repartirnos por ahí como si fuéramos perros... -
Yo:
- Ni eso, porque el perro tampoco tiene lugar, la abuela nos cortó la onda en seco y dijo que ella no quería, no podía, no estaba interesada. Falta de voluntad...
Padre:
- Lo que nos salvaría es vender el auto...
Yo:
- Las deudas siguen estando pero al menos podríamos alquilar un mono ambiente para meterte a vos con el perro y el gato. Yo no tengo problema en dormir en cualquier lado, pero el perro tiene que tener un lugar. Mientras tanto, con esa guita pagaríamos el mínimo alquiler y tiene que salirme un laburo urgente para cuando se termine ese dinero, poder amortiguar la situación, sino estaríamos en la misma.
Padre:
- ¿Entonces que hacemos? ¿Nos vamos todos a fin de mes?
Yo:
- Pruebo de poner el auto en Mercado Libre, vos dejate de jugar a ser el remisero de Rosa y andá a recorrer agencias.
Padre:
-Vos buscá alquileres.

Merecido feriado

Los últimos días fueron un poco apocalípticos. Pasé un promedio de 10 horas por jornada frente al monitor trabajando en lo que se convirtió en mi primer abstract "como la gente". Anoche lo entregué y desde que me liberé de esa carpeta, coquetamente presentada, estuve hasta las 6 am junto a una muchachada aprendiendo a editar vídeo a los golpes. Lo que, también, se convirtió en pequeñas secuencias de tomas en lo que se refiere a mis primeros acciones como realizador de documental.
A la madrugada, mientras volvía a casa en un desastroso colectivo de la línea 19, pensaba en todo. En todo lo que me está pasando y en cosas que no pasan más, como mi ex. Pensaba que tener semenjante enmarañado de pensamientos era claro síntoma de mi cabeza quemada a esa hora y a esta altura del cuatrimestre. Pensaba, además, que el día que tenga el título de Licenciado en Ciencias de la Comunicación lo voy a publicar en los diarios. Porque sí.

Hoy declaré feriado en mi vida. Me levanté muy tarde y devoré ansiosamente alfajores baratos con té con leche. También dejé la cama toda desarmada y estuve tirado con el perro, mientras él llenaba todo de pelos - y mocos, porque el santo está resfriado y con catarro -.
En ningún momento me deshice de los harapos que me cubren, porque simplemente son geniales para este día: un jogging chupín metido dentro de las medias, un canguro y gorro de lana. La tarde fue lo mejor, me encerré en mi cuarto con el caloventor a todo lo que da y mientras tomaba mate, me puse al día con los capítulos de "Tratame bien" y está vez no lloré... mi paz había vuelto con más fuerza que nunca hasta que entró mi viejo - con anteojos de sol puestos - y escupió:

- "¡De esta casa no nos vamos un carajo!" -

Como la pared

Ya estoy cansado. Cansado de la facultad que este mes se embravece a tal punto que cada minuto que pierdo rascándome un huevo, fumando un pucho o tomando mate mientras miro a Rial, es un segmento de tiempo que no vuelve más y que me llena de culpas.
El trabajo práctico que estoy haciendo mezcla términos como: TIC's, Derechos Universales, digitalización, accesibilidad, conectividad, convergencia tecnológica y Web 2.0, entre otros.
Mi cara lo dice todo.

Estoy cansado porque intentamos tener un cónclave familiar para blanquear nuestros destinos y mi viejo está empecinado en que vamos a rascar guita de algún lado - que el auto se venda ya sí es una buena opción - y que vamos a alquilar algo para irnos todos juntos.
Le dije que tenemos que hablar, que teniendo una postura de silencio sepulcral frente al aparato de televisión no es una comunicación fluida. Pero ni a eso responde.

Yo ya dije que me voy a la mierda. O a Barracas, bueno. Mi vieja a lo de mi abuela con perro y gato - es la idea porque cuando mi abuela de 95 años de entere de tal invasión, se corta las venas con el filo de un blister de clonazepam - y mi hermano irá con ellos.

A mi viejo le dije:
- Vos te vas con Rosa, que te mantenga. Esta casa la dejamos a fin de mes. -

El sonido de la tristeza III - ¿Qué es?

Hace poco menos de 2 años, cuando estuvo mi viejo unos meses en coma a raíz de un infarto masivo - complicado por fallas en otros órganos, neumonía, etc. - sentí por primera vez en mi vida un sonido diferente que me acompañaba donde quisiera que vaya y que siempre era constante entre otros silencios o en medio de los peores bullicios.
Tiempo después, esa resonancia estridente entre todos los silencios volvió a aparecer cuando abruptamente dejé de tener relación con mi ex luego de 5 años, lo cual además significó una serie tristezas encadenadas a lo largo de los meses.
Una vez más, el sonido que no tenía iguales había desaparecido.

En casa las cosas no están nada bien y es sabido. Todo lo que pleneamos sale mal, toda la guita con la que contamos no está y hay "cuestiones" que presionan para que decidamos qué hacer con nuestras vidas.
Lamentablemente ni mi sueldo, ni el de mi vieja y mi hermano alcanzan para mantener un alquiler - y a nosotros mismos -; y lo que gana mi viejo se esfumó, quien sabe por cuanto tiempo hasta saldar deudas de préstamos de dinero que él pidió.
A todo esto, Rosa no le da un peso partido al medio, porque simplemente no tiene.

Hoy volvió el sonido de la tristeza, que se caracteriza por ser denso entre un aire disipado, grueso entre otros sonidos más débiles y constante aunque querramos olvidarlo por completo.
Es un ruido silencioso que hace eco en la cabeza de uno, en el pecho y en cada movimiento del cuerpo, relentizando todo... haciendo de la vida un cuadro a cuadro en mute entre tanto alboroto. Ese es el silencio de la tristeza, la verdadera tristeza.

Después de ver que lo que tenemos no alcanza para un nuevo proyecto ni que las ganas de solucionarlo todo tampoco son las suficientes, decidimos que lo mejor sería dividirnos en casas prestadas con amigos u otros familiares, al menos hasta que la situación mejore.

El tema es dónde me meto con semejante perro.

Muchacho

Sí, ya sé que no es normal que un flaco y encima de mi edad tenga cierta devoción por Sandro, pero todo tiene una razón de ser, todo tiene un motivo o al menos una justificación.

Los domingos de mi niñez no eran como son los de los chicos de ahora, en mis años no habían muchos planes para hacer en una tarde después de comer el asado o disfrutar unas pastas más que salir a pasear, hacer alguna tarea escolar o bien inmolarse del aburrimiento frente a la tele que pragmáticamente emitía unas pocas señales con acotados contenidos. De ahí salieron las películas de Roberto. Una tras otra, domingo tras domingo, mes tras mes, y así pasaron los años.

De alguna u otra manera, los hijos siempre adoptamos los gustos de nuestras madres; quizás porque son con quienes pasamos la mayoría del tiempo o porque inconcientemente ya rasgamos un recuerdo que a futuro nos hará recordarlas.
Nuestra película favorita siempre fue "Muchacho". Ella canturreaba las canciones y yo, mientras hacía que no me fanatizaba mucho el asunto, seguía internamente cada nota. Ella me contaba una y otra vez el argumento, me nombraba a los actores y me decía que la locación era en Tigre y que ese lugar sí existía.

Eva cada vez que vio esa película lloró en la parte que suena el tema "Pobre mi madre querida". Hoy, después de más de 20 años, yo sigo evitando esa canción porque sé que el día que mi vieja me falte la voy a oír hasta el hartazgo y voy a exprimirme los ojos por toda la familia.

Sandro me gusta por eso, porque me recuerda a mi vieja y lo hará cuando no esté más.