Dentro del contexto de la convivencia familiar, debo reconocer con fuerza que soy un egoísta sin remedio. En realidad, reformulo, soy un egoísta con mi hermano pero tiene sus razones. El pibe es un ser despreciable que todo lo usa sin permiso. Lo rompe o lo ensucia. Lo deja tirado donde sea y expuesto a los riesgos de una ruptura sin vuelta atrás. Mi hermano es el peor enemigo en la intimidad del hogar.
Esto me llevó a pensar en mi futura convivencia; pensar en los embates del amor a la hora de compartir utensillos, ropa, libros o lo que fuera y, me doy cuenta, que con Juan no me cuesta imaginar que lo de él es mío y que lo mío bien podría ser de él si lo cuidara como propio.
Sí, lo sé. Esto fue un mensaje personal más que una reflexión.
4 comentarios:
Eso es amor
Es así, Franito.
Mi teoría es que es más fácil porque uno elige a su peor es nada. La familia viene por decreto.
Esa es una de las razones por las cuales, cuando viva sola, seguiré estando sola por el resto de mi vida, las cosas se hacen a mi manera o no se hacen, sería un ambiente bastante hostil si alguien se acoplara conmigo jaja
besotes! =)
Ay, Fran! No sabés la que te espera!!! Pero está bueno :P
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