Tenía pensado escribir un poco sobre lo que ocurrió en Ecuador, o tratar con seriedad el último adiós a
Romina Yan, pero mi vieja misteriosamente no soportó la perdida de protagonismo e invitó a Juan -mañana sábado- a casa a comer. Si no se hace una leve aclaración, puede parecer una huevada, pero la realidad es que en esta casa mi sexualidad siempre fue vista como algo unilateral que no interactuaba con la familia.
Seguramente será un encuentro divino, no lo dudo, y eso tiene una terrible importancia: mi madre me está dando un lugar distinto en sus sentimientos que nunca imaginó que haría.
2 comentarios:
Que bueno, Fran. Que bueno :)
Anhelaba ese momento! Grisel
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