El culo de cerca I

Cuando una persona, no importa su género, decide que es momento de incursionar en los sitios web que dan la posibilidad de compartir un perfil con el afán de conocer gente, tiene ciertos estereotipos al escoger el material fotográfico. Es claro que no abundan imágenes donde se muestran los decoros de cualquier tendencia artística y sin embargo, el usuario tiene que, necesariamente, mostrar anzuelos binarios para seducir, para atrapar a quien esté del otro lado de la pantalla.

Depende del servicio de la página web; en el caso de sitios de enlaces porno, los heterosexuales se muestran garchando, con tomas sumamente interesantes y en su mayoría aéreas. Los hombres exhiben sus penes y hasta en algunos casos les agregan al lado del miembro algún objeto que sirva para tomar conciencia del tamaño de la carne que cuelga de la persona en cuestión. Las mujeres siempre se agarran las tetas y se abren la vagina con dos dedos, pero las fotografías no siempre son en primer plano, sino algo más general y con un mosaico en la cara. O en los ojos.
En el caso de páginas de contactos sin connotaciones sexuales, los hombres muestran algún músculo, alguna ropa de moda, el auto o la moto, los anteojos de sol y algún escenario cliché, como Puerto Madero, Plaza Francia o el Alto Avellaneda. Y nunca reparan en su mala ortografía.
Las mujeres tienden a posar con alguna pollera corta y botas, deciden mostrar medio perfil y se ponen en el pelo alguna hebilla que simule una flor berreta a punto de explotar de polen. Las más jóvenes optan por primeros planos de cara, con ojos delicadamente delineados, labios con brillo y el flequillo invadiendo gran parte del frontal. En otros casos, se las ve en imágenes de consistencia melancólica: un símil de blanco y negro, extremidades largas y delgadas y la mirada perdida.

Los homosexuales varones se manejan de la misma manera. Algunos muestran lo bien que la pasaron en el boliche de moda con los amigos, la ropa, los anteojos de sol y en el peor de los casos, siempre aparece la foto en el espejo del baño, que detrás del cuerpo - generalmente de la cabeza - se divisa el artilugio que logra que el agua arrase con el contenido de un inodoro. A veces de metal, y lamentablemente en su mayoría de plástico color beige.
Los gays que prefieren hacer de sus perfiles algo más porno, son sumamente divertidos y monótonos: El pasivo, mayormente, exhibe una secuencia que muestra desde un par de nalgas cerradas a un orificio sumamente arrugado que invita a la penetración.

Continuará...