Borrador II

Admito que, mientras buscaba el carnet plástico de su nuevo servicio de emergencias, lo miré mal, con enojo y seguramente se me habrán escapado palabras como "pero yo te dije", "esto pasa por fumar a escondidas", "tosé fuerte, más fuerte".
Mientras él hacia fuerza por incorporar aire en su cuerpo, yo ya había llamado a la ambulancia pero que ante la incertidumbre del tiempo en que tardarían en llegar, tomé el atajo de un remis y lo mandé al hospital de Vicente López con la compañía fiel de mi hermano.
Antes de irse, lo último que exclamó fue "no puedo más", y lo secundé hasta el auto diciéndole "te veo en breve".
Lo siguiente fue esperar en casa hasta que mi hermano llamó y supe que no sólo había tenido un infarto de la puta madre -otra vez- sino que en ese pequeño rato se habían presentado dos paros cardiorespiratorios.

Yo habré llegado al htal. a las 5am y las primeras noticias que tuvimos fue al mediodía cuando dos médicas jóvenes nos metieron en una sala privada y nos contaron que mi viejo en ese instante estaba teniendo su tercer paro cardíaco hacía 20 minutos y que las posibilidades que saliera eran inexistentes. Sin embargo, salió, una vez más.

De a poco llegaron las compañías, como mi vieja y mi media hermana, con la cual tenemos una relación un tanto austera. Las horas pasaron, y fueron muchas hasta que entrada la noche pudimos verlo, ya para todo esto estaba en Unidad Coronaria... lleno de caños que le entraban por la boca y la nariz, monitores escandalosos a su lado y reposando en una cama bastante alta.

No sé como meter tanta información junta acá, pero fue más o menos así.
El parte médico, que luego de la restringida visita dieron, auguraba lo peor pero con salvedades, con buenas reacciones por parte de mi padre a todo lo que le ocurría: el corazón estaba latiendo ayudado por una potente droga, orinaba bien y por el momento había reaccionado a estímulos de dolor, lo cual permitió pensar que los daños neurológicos podrían no ser graves de existir.
De más está decir que estaba en coma inducido y con un ruidoso respirador dándole una mano.

Nos vinimos todos a casa a dormir, o a intentar.

Borrador I

Esta semana no es que no estuve. En dos oportunidades me senté en la PC con enérgicas fuerzas para declarar varias cuestiones que estaban sucediendo en esta casa y más precisamente relacionadas con mi padre. La primera de las veces escribí cosas que hablaban de diálogos belicosos, irónicos y hasta un poco subidos de tono. Argumentaba, también, que las cosas aquí dentro están mejorando pero que la guita que Rosa debe no aparece. Claro, esto disparaba un montón de críticas sobre mi padre y su odiosa parsimonia para tratar las cosas que, naturalmente, no solucionaban nada. Al menos no por el momento.

En la segunda instancia, comencé a tratar un tema que había descubierto sobre mi padre, y es que él estaba contra el mundo. Puede parecer un poco exagerado y fatalista, pero en el transcurso de estos días llegué a la carismática conclusión de que mi viejo está celosamente peleado con la vida y con todo lo que ocurre en ella.

Ambos ítem narrativos quedaron en Borradores porque simplemente me parecían malos, porque yo estoy pasando unos días de creatividad cero y porque, también, en un instante llegué a pensar que tanto despotricar sobre mi "creador" ya no era bueno. Le tiré demasiada mierda. Aunque la justa y necesaria.

Hoy estoy despierto desde las 4am, luego de que me despertara un grito de él, llamándome con presencia y desesperación. Cuando entré al living estaba sentado con el ventilador a toda máquina dándole en la cara y lo único que me dijo regurgitando fue "llamá ya a la ambulancia".

20 cosas que hago cuando tengo pésimo humor

- Insulto más que de costumbre.
- Grito.
- Busco pelea en el colectivo.
- Emito bufidos gran parte del día.
- Soy insoportable.
- La cara se me transforma.
- Quiero que todos se callen.
- No me interesa que me quieran.
- Me muerdo las uñas intensamente.
- Me aburro.
- Cancelo citas.
- Borro gente del MSN.
- Borro gente de Facebook.
- Me enloquece que me pregunten cómo estoy. Hola, mal.
- Evito el teléfono.
- Evito manifestaciones de vida en general.
- Golpeo cosas.
- No hablo.
- Me retuerzo de dolor si oigo palabras como: tierno, cariñoso, mimoso, amor, polenta y Vitina.
- Quiero que todos desaparezcan.

Busy

Tantos días sin dar una señal de vida, naturalmente no es bueno.
Podría argumentar con que tuve un final, lo cual me retuvo estudiando gran parte de la semana. Y no estaría mintiendo. Además, podría dejar aquí asentado que estoy luchando con 3 monos -tengo la intuición de que la gente que me conoce ahora puede llegar a mi blog con un poco de ingenio- para hacer un TP que se entrega el martes y que a esta hora apenas está pensado.
También podría poner como excusa que una noche la pasé en casa de Cruella comiendo pizza con champignones y gintónic; y, no obstante, a la noche siguiente me fui a embriagar con margaritas y cerveza negra a un restó mexicano con mi extinguida y coqueta amiga Grisel.
Insisto, todo sería verosímil. Sin embargo, debo admitir que el tiempo se me fue más en una particularidad -primera temporada de True Blood- que me dejó sin aire y promete más.
Así estamos.

Son amores I

Lo cierto es que tengo una lista impostergable de "grandes amores de mi vida" que tiene la intensidad de un cometa y hasta a veces con duración y efecto prolongado. Para dar ejemplos, podría contar que en lo que va de este año -porque sería injusto para la vista de cualquier lector que me ponga a enumerar amores de mi vida entera- varios fueron los destinatarios de las ondas afectuosas que mi corazón ha lanzado y continúa haciéndolo.
Víctima de estas ondas fue Carlitos Tévez. Este macaco deformado logró que mi órgano vital palpitara con fuerza cuando se presentaba contagiosamente bailando un ritmo pegadizo en el spot de Frávega. Sinceramente a veces no comprendo bien las razones de mi amor por él, pero es claro que uno de los motivos es su gestualidad, su carita de tímido, sus ropitas anchas y esas patas torcidas.
La misma suerte corrió Germán Paoloski cuando se hizo cargo del noticiero de medianoche de Telefé. Descontracturó tanto mis madrugadas y hasta me hizo reír en reiteradas ocasiones; lo cual es importante porque yo no soy de reírme mucho y menos con desconocidos (?). Mi afán y amor por el muchacho de melena sedosa aunque un tanto molesta a la visual pacata, hizo que googleara imágenes en búsqueda de las peores muestras de piel. Fue en vano, abandoné esta calentura y me aboqué a Cobos.
El vicepresidente de la Nación ganó popularidad luego de la renombrada noche en que en la Cámara Alta dio un voto que marcaría de por vida su perfil. Sin embargo, yo me enamoré de él un mediodía cuando visitó a Mirtha Legrand y hablaba un poco escandalizado sobre su impertinente imitación en Gran Cuñado. Lo amé mientras duró el almuerzo y lo vuelvo a hacer cuando lo veo por la tele. Planeo anotarme a una maratón sólo para tenerlo cerquita, o bien podría pedirle una entrevista con una excusa periodística. Veremos.
Cuando se trata de hombres con edades un tanto distintas que la mía, se lleva el premio mayor Julio Chávez que lo amo sin códigos y soy de él. Con Julio -incluso puse su nombre al primer dildo de una amiga- me pasó algo raro ya que nunca en mi vida lo había visto actuar, jamás, y fue en "Tratame bien" que mi corazón le dio riendas sueltas a los sentimientos. A él le soporto que esté con poco pelo, que tenga panza y camine torcido. Le perdono que sea desmesurado, gritón y tan cabrón, quien me dice y en una de esas es de dar nalgadas y me saco la grande.

30 tips que necesito en un hombre

- Que tenga pelo.
- Que sea pulcro y ordenado.
- Que sea masculino.
- Que disfrute de una película como de una noche de tele.
- Que medianamente haya blanqueado su sexualidad.
- Que no sea mamero.
- Que sea mamador.
- Que sea terrenal y torpe como yo.
- Que me quiera.
- Que se deje querer.
- Que me hable.
- Que entienda que hoy en día el MSN, el e-mail y los sms acortan distancias.
- Que me haga reir.
- Que se interese por temas importantes.
- Que no sea muy alto, tampoco más bajo que yo.
- Que sepa que la noche gay tiene sus límites.
- Que tenga cordura y locura.
- Que coja muy bien.
- Que no tenga la pij* chica.
- Que no use calzones marca Janus.
- Que me abrace.
- Que hable de pavadas.
- Que entienda que soy intolerante, que me enojo y que soy terriblemente exagerado.
- Que me deje respirar.
- Que sea hombre.
- Que me respete.
- Que me extrañe y sepa que existo.
- Que viva cerca.
- Que me crea.
- Que siempre quiera volver.

Si fuera tan suicida, luego de ver todo lo que puse casi sin razonar, debería agregar "Que sea mi Ex", pero claro, estaría en el horno.

Postal con frío


(Falta una criatura que es quien tomó la imagen)